Las noches de Al-Andalus. Duende en la noche
Inefable el espectáculo ofrecido
anoche en Al-Andalus. Un público embriagado por la emoción asistió a ese
espectáculo luminoso y difícilmente explicable con palabras que es el flamenco.
Las guitarras de Ricardo Bustamante y Manuel Reyes, acompañadas del baile de
Silvia Peña y María Márquez y la voz del cantaor Javier Calderón, ofrecieron un
recorrido por todos los palos del flamenco a un público que enmudecía por
momentos ante el rasgueo de las
guitarras, la voz del cantaor y el movimiento, lleno de fuerza y brillante que
ofrecieron unas bailarinas entregadas y cuyos cuerpos se contoneaban al ritmo
de seguidillas, bulerías, fandangos, mientras las manos palmeaban ese
sentimiento desazonado, trémulo e incombustible que es el cante jondo. Cuando
los tacones percutían el tablado, el
duende se expandía por el escenario, conmoviendo a un público, que se arrancaba
en aplausos una vez terminada cada una de las actuaciones. La noche tuvo
también un recuerdo entrañable a la figura del maestro Paco de Lucia. Con una
maestría embriagadora, la guitarra se transformó en un torrente de emociones
desbocadas y entrañables y una vez
más llegó hasta ese momento álgido, lleno de fuerza que hacía inconfundible al
maestro. La noche tendría su broche
de oro, cuando el público se confundió con el escenario y, como si una
sola piel se tratase, se dejó llevar por
el ritmo alegre de las rumbas. Desinhibidos los cuerpos, las emociones
contenidas durante la noche, se expandieron por el escenario.
Una vez más, una noche mágica en un
entorno privilegiado e inconfundible, lleno de encanto, que sabe cómo mimar a
su público y que se consolida como un espacio emblemático del cante jondo
dentro de la Comunidad Valenciana.
Mari Carmen Moreno
Fotografía J.Frechina